martes, 30 de mayo de 2017

LA REVOLUCIÓN CULTURAL: La destrucción del estado de derecho II

II - La destrucción del estado de derecho: la corrección política y la censura

Por lo tanto, cualquier agresión a las libertades individuales o a las instituciones que las garantizan es una agresión al soberano, aunque sea realizada por un grupo mayoritario.
Por ejemplo: el ciudadano de un estado donde sólo puede decirse lo que permite la censura no es libre, el ciudadano que tiene que pedir permiso para existir (como ocurre en los regímenes totalitarios) no es libre y ha sido agredido en sus libertades individuales él mismo, como el propio soberano del que forma parte.

La estrategia global de los grupos que atacan el estado de derecho es erosionar, infiltrar e invertir los valores culturales que existen al amparo del estado de derecho, para eliminar la necesidad del derecho y sustuirlo por el totalitarismo, donde el estado, ya no de derecho sino de facto, usurpa toda la soberanía que antes era de los ciudadanos.

Digamos que el estado de derecho o gobierno de la ley, que garantiza nuestras posibilidades de ejercer nuestra libertad indidual puede ser atacado con tácticas de acción directa sobre nuestro campo de acción o de reacción frente a la acción libre.

La táctica directa de ataque al estado de derecho consiste en adiestrar a los individuos en una doctrina de agresión e intolerancia hacia el estado de derecho y el ejercicio libre de los derechos naturales que debe gozar un ciudadano bajo el amparo de la ley. Esta estrategia se implementa mediante el adiestramiento en la "corrección política" sobre todo en el sistema educativo público, que los movimientos de izquierda han infiltrado, para crear un sentido común que naturaliza el totalitarismo en la percepción de las personas. Llamo a esto, "pedagogía de izquierda".

La táctica indirecta de ataque al estado de derecho es la ya mencionada "censura", que consiste en reaccionar públicamente frente a determinados discursos con el propósito de descalificarlos y eliminarlos del espectro público. La forma típica en que esto se hace es la demonización: no nos ha de extrañar que se califique de "nazi" o "o fascista" un mero discurso liberal. Esto sólo supone un acto de retórica, lo grave es que las masas absorven y reproducen este tipo de comportamiento, una vez que están adiestradas en el pensamiento único que es la "corrección política".

La censura consiste en la supresión del libre discurso, inconsistente con el discurso propugnado por el agente censurante. Los agentes de la censura habitualmente representan el discurso dominante e intentan eliminar la disidencia a una forma de pensamiento pretendidamente único y, por lo tanto, totalitario. La pedagogía moderna es censura, la educación estatal de los gobiernos progresistas es censura, el discurso mediático es censura y la corrección política también es censura.


Donde haya censura al libre discurso individual, no habrá libre ejercicio de la ciudadanía, en tanto la libertad de discurso sea una libertad individual.

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