II - La destrucción del estado de
derecho: la corrección política y la censura
Por lo tanto, cualquier agresión a
las libertades individuales o a las instituciones que las garantizan
es una agresión al soberano, aunque sea realizada por un grupo
mayoritario.
Por ejemplo: el ciudadano de un estado
donde sólo puede decirse lo que permite la censura no es libre, el
ciudadano que tiene que pedir permiso para existir (como ocurre en
los regímenes totalitarios) no es libre y ha sido agredido en sus
libertades individuales él mismo, como el propio soberano del que
forma parte.
La estrategia global de los grupos que
atacan el estado de derecho es erosionar, infiltrar e invertir los
valores culturales que existen al amparo del estado de derecho, para
eliminar la necesidad del derecho y sustuirlo por el totalitarismo,
donde el estado, ya no de derecho sino de facto, usurpa toda la
soberanía que antes era de los ciudadanos.
Digamos que el estado de derecho o
gobierno de la ley, que garantiza nuestras posibilidades de ejercer
nuestra libertad indidual puede ser atacado con tácticas de acción
directa sobre nuestro campo de acción o de reacción frente a la
acción libre.
La táctica directa de ataque al
estado de derecho consiste en adiestrar a los individuos en una
doctrina de agresión e intolerancia hacia el estado de derecho y el
ejercicio libre de los derechos naturales que debe gozar un ciudadano
bajo el amparo de la ley. Esta estrategia se implementa mediante el
adiestramiento en la "corrección política" sobre todo en
el sistema educativo público, que los movimientos de izquierda han
infiltrado, para crear un sentido común que naturaliza el
totalitarismo en la percepción de las personas. Llamo a esto,
"pedagogía de izquierda".
La táctica indirecta de ataque al
estado de derecho es la ya mencionada "censura", que
consiste en reaccionar públicamente frente a determinados discursos
con el propósito de descalificarlos y eliminarlos del espectro
público. La forma típica en que esto se hace es la demonización:
no nos ha de extrañar que se califique de "nazi" o "o
fascista" un mero discurso liberal. Esto sólo supone un acto de
retórica, lo grave es que las masas absorven y reproducen este tipo
de comportamiento, una vez que están adiestradas en el pensamiento
único que es la "corrección política".
La censura consiste en la supresión
del libre discurso, inconsistente con el discurso propugnado por el
agente censurante. Los agentes de la censura habitualmente
representan el discurso dominante e intentan eliminar la disidencia a
una forma de pensamiento pretendidamente único y, por lo tanto,
totalitario. La pedagogía moderna es censura, la educación estatal
de los gobiernos progresistas es censura, el discurso mediático es
censura y la corrección política también es censura.
Donde haya censura al libre discurso
individual, no habrá libre ejercicio de la ciudadanía, en tanto la
libertad de discurso sea una libertad individual.
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